Meca de los surfistas
Es una playa que nunca duerme. Las noches son de diversión y las mañanas y tardes de deportes en las olas.
Es una playa que nunca duerme. Las noches son de diversión y las mañanas y tardes de deportes en las olas.
Semi-desierta y autorizada oficialmente para el nudismo, es solo accesible a través de un sendero que parte de Playa Mole. Está rodeada de morros, vegetación nativa y fuentes de agua dulce. Ha sido declarada Parque Municipal.
Praia da Galheta es totalmente virgen, sin una infraestructura de bares y restaurantes, por eso decimos que es ideal para aquellos que disfrutan de la naturaleza en su totalidad. Hay pequeñas vertientes de agua dulce que proporcionan duchas refrescantes y revitalizantes.
Desde los años setenta es popular entre los naturistas, aunque la práctica del nudismo nunca ha sido obligatorio en ella. Es habitual también que haya surfistas disfrutando de algunas de las mejores olas del lugar.
Su carácter de pueblo pescador la convierte en una playa especial para quienes desean un contacto directo con la cultura local, pero con la gama típica de servicios de otros balnearios.
Barra da Lagoa ha crecido mucho en las últimas décadas y se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de Florianópolis. Aún así, el complejo sigue siendo una fortaleza típica conocida por su calidez y buen humor. La pesca de la tainha es un componente central de la cultura local, contando con su propia celebración anual entre mayo y agosto.
Un puente colgante que sólo puede ser cruzado de a pie, conecta el área principal del pueblo con el “Morro da Barra”, pasando sobre el Canal. Desde allí se puede ver la imponente belleza del escenario natural que rodea Barra da Lagoa, los morros, la vegetación, las casas de colores que parecen salpicadas a todo su alrededor.
Playa Joaquina es muy popular entre los surfistas por varias razones. Por una parte, el intenso oleaje brinda las condiciones adecuadas para la práctica del surf, mientras que sus enormes dunas atraen a los surfistas de arena, quienes se deslizan sobre ellas a gran velocidad. La playa también es conocida por su vista y áreas deportivas.
Solo es posible llegar a pie, tras una hora de recorrido. No posee bares ni restaurantes, es una playa salvaje de arenas suaves, aguas agitadas y paisaje con exuberante vegetación.
Rodeada de acantilados, bosques nativos y mar abierto, Lagoinha do Leste es uno de los últimos reductos del bosque atlántico que aún se conservan en Florianópolis. Para mantenerla, la zona está protegida por ley y no se puede construir en la región.
La laguna que da nombre a esta playa está formada por la salida de los arroyos que se forman en el morro Matadeiro, desde donde se puede tener una vista panorámica increíble.